jueves, 15 de septiembre de 2016

Una breve historia

Hola viajeros!

Mi nombre es Carmen y en estas páginas solo pretendo compartir mi gran pasión: VIAJAR. Me gusta conocer diferentes culturas, recrearme la vista con lugares nuevos, y poner durante el viaje todos mis sentidos en alerta para percibir el mayor número de sensaciones.

Viajar con niños nunca ha sido un problema para mi marido y para mi, puesto que el destino nos llevo a ser padres primerizos viajando pues somos padres adoptivos de dos niñas chinas, y comencé a preparar mis primeros biberones y a cambiar pañales en medio de la Ciudad Prohibida y La Gran Muralla China. Con la llegada de las niñas, los primeros años viajábamos por el interior de España, pero después el mono de salir al extranjero era insoportable y nos lanzamos a la aventura.

Antes de tener a las niñas contratábamos nuestros viajes en agencias, así visitamos París, Londres, Panamá y Colombia, República Dominicana, México, Italia, Maldivas... hasta que en una ocasión nos lanzamos con unos amigos a experimentar viajar en una autocaravana y nos fuimos a Suiza.

La sensación de libertad que te ofrece la autocaravana nos gustó tanto que los primeros viajes que hicimos al extranjero en familia fueron de este modo, el primero de ellos por Francia y el segundo por Suiza y el sur de Alemania. Otro año realizamos con ellas un crucero por el mar Adriático (nos gustó, aunque libertad poca), hasta llegar a nuestra primera gran aventura: Nueva York.

El viaje a Nueva York lo disfrutamos tanto que decidimos que queríamos seguir explorando el mundo en familia, eso lo teníamos muy claro, lo que no teníamos tan claro era como cuadrar el presupuesto, multiplicar por cuatro no es lo mismo que hacerlo por dos, ¡obvio verdad! y el alquiler de una autocaravana durante 15 días no nos permitía "recorrer el mundo". Pensando en este tema llegamos a una fórmula que al menos aliviaba los gastos de hotel, y desde 2013 intercambiamos nuestra segunda residencia con otras familias; así hemos viajado a California, Holanda, Florida, Tailandia y por supuesto pequeñas escapadas por España.

También hay ocasiones en las que tenemos muy claro nuestro destino y no es posible utilizar el intercambio como método de viaje, entonces recurrimos a hoteles; pero en casa tenemos todos claro que el intercambio no solo nos ofrece un alojamiento cómodo e incluso en ocasiones un coche, sino la posibilidad de vivir durante unos días como si fuéramos residentes en la zona, y en la mayoría de las ocasiones establecer una relación de amistad con otras familias cuyas costumbres y modo de vida pueden ser muy diferentes a las nuestras, y esto nos hace a todos tener una mentalidad mucho más abierta y tolerante.

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